miércoles, 9 de septiembre de 2009

¡Maestro y alumno, distancia y trasfondo cultural!


Cuando del aula de clase se habla, es muy probable determinar los actores que en ella participan. Los maestros y los estudiantes interactúan inevitablemente en su camino por las rutas del conocimiento. Aún cuando este tipo de relación entre estas dos clases de individuos es demasiado cercana por las circunstancias ya mencionadas, es imperante rescatar dos puntos que desde siempre han generado controversia en cuanto a los parámetros que rijan dicha relación de cercanía.

Nuestra cultura nos ha marcado mucho en lo que respecta a este tema, es decir, si bien desde los inicios la figura del maestro se ha adoptado como la de una persona con autoridad y respetable, dichas tendencias tradicionalistas han entrado en crisis con los nuevos proyectos de enseñanza en los cuales los maestros abandonan ese caparazón estricto y se hacen más cercanos a la figura del estudiante. En este orden de ideas, las manifestaciones de cercanía han llegado a confundir a muchos de tal manera que la identidad como tal, ya sea de maestro o alumno, se han visto afectadas precisamente por ese momento crucial en el que se encuentran las nuevas tendencias pedagógicas en el aula.

Con el fin de contrarrestar las posibles, mal interpretaciones, capaces de perjudicar y entorpecer enormemente los procesos de acercamiento loable al conocimiento, es importante mantener ciertas distancias o límites que eviten posteriores problemas. Es decir, en particular los maestros deben procurar, por su parte, tener en cuenta aquellos actos que impliquen contacto físico en demasía.

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