Grandes artistas del cine siempre sobresalen por la estética que exige su papel, parecer héroes o súper seres que con ayuda de un estado físico increíble y grandes bombas logran salvar al mundo. Sin embargo, para ser considerados como grandes actores, deben caracterizar excelentemente, pues no siempre basta con dicha ayuda extra. De esta manera resulta increíble de creer como grandes artistas del cine, casi padres de este medio, con pocos elementos a su alcance lograron los mejores resultados, incluso algunos insuperables hoy en día. Este es el caso de un sujeto que gracias a la excelente elaboración expresiva en sus actuaciones es conocido en el mundo entero, pues su obra está tan bien realizada que aún cuando se tomen individuos de diferentes culturas y se les ponga a presenciar un pequeño corto de sus obras, estos reaccionarán de la misma manera. Así es como se hace más que evidente la forma por la cual Charles Chaplin se vuelve el personaje más importante del cine mudo.
El asombroso dominio de todas las formas de expresión que no necesitan de las palabras son estudiadas, de tal manera que aún cuando no se dice nada los movimientos no sólo corporales sino faciales hacen la combinación perfecta a la hora de trasmitir un sentimiento. Los movimientos corporales precisos que incluyen desde la posiciones de manos, brazos y piernas, hasta dedos de las manos y pies le dan credibilidad al aspecto que se quiera abordar.
Por otro lado cabe resaltar la cantidad de gestos faciales que domina este actor, la expresividad de sus ojos que se mezclan con la inclinación de sus cejas y los movimientos de sus labios hacen aún más creíble la actuación de este personaje. La gama de sentimientos posibles de manifestar con una posición corporal son logrados con precisión por Chaplin. Su trabajo está tan bien elaborado que los espectadores logra, de alguna manera, identificarse con el personaje y de esta manera revivir los diálogos posibles de la presentación, es posible inferir lo que sucederá e incluso dar un visto de lo que va a suceder.
Dicha articulación de movimientos corporales y faciales dejan entrever el dominio asombroso que Chaplin ha logrado y por tanto ratifican la capacidad de caracterizar personajes distintos y no perder el estilo a la hora de ser bastante expresivo y por consecuencia muy creíble. Su legado permite ser más analítico y poder deslumbrarse con la cantidad de recursos con que cuenta el cuerpo humano para articular sus elementos y así manifestar un estado anímico.
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